Un deseo es una semilla plantada en el terreno fértil de las posibilidades infinitas. Cada deseo que lanzamos al universo resuena en éste y en el instante mismo comienza su proceso de transformación en su equivalente fÃsico. Al igual que un agricultor, nuestra tarea no acaba en el momento de la siembra. Como cualquier semilla ésta debe ser cuidada, abonada y procurada.
De la misma manera, nuestras semillas de deseo prosperarán en la medida que las tengamos presentes, las abonemos con fe y las reguemos con perseverancia y amor.
Asà como el campesino responsable, nosotros también debemos mantener alejadas a las aves hambrientas y los bichos destructivos que acabarÃan en un instante con nuestra futura cosecha.
La semilla ya cuenta con el potencial, tenemos un terreno fértil donde lo que sembremos prosperará... pero depende de la habilidad del campesino cosechar sus deseos cumplidos o sentarse a la orilla de la parcela a lamentar su desgracia...
Manuel Alonso
#ExitoCuantico
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